lunes, 24 de diciembre de 2012

LEGEND OF GRIMROCK (2012)



Creo recordar que conocí el subgénero dungeon crawl a través de Eye of the Beholder (1990) cuya mecánica tenía para mi, entonces, un tono especial de misterio, de desconocimiento ante que clase de historias podían desenvolverse frente a mi, ya fuese un enemigo, un puzzle o un encuentro fortuito. Si este subgénero ha progresado, ha sido de un modo un tanto extraño, pues queda algo de ello en juegos como The Elder Scrolls IV: Oblivion (2006) o Demon's Souls (2009), pero un tanto desvirtuado respecto a ese primer recuerdo.

Legend of Grimrock parece plantearse el ser una vuelta a los orígenes, el atraer la primera persona y el camino paso a paso por mazmorras oscuras a la calidad de los juegos actuales. Y efectivamente, consigue mucho de lo que se propone: la sencillez en el manejo, el nivel de detalle gráfico, la capacidad inmersiva, la necesidad de volver sobre nuestros pasos para poder avanzar, el misterio que arropa a todo.

Pero donde Legend of Grimrock falla es en plantearse sus propios límites. Muchas de los puzzles del juego necesitan ser resueltos sin capacidad para explorar más de lo debido. Te colocas frente al puzzle y afrontas ese trabajo, pero no hay espacio para avanzar en otra dirección o dejar que tus personajes se aprovisionen de experiencia y artilugios que faciliten la tarea. En su necesidad por parecer más ambicioso, ha terminado resultando más lineal de lo debido.

No es del todo un problema para disfrutar de él, pero si para añorar ejemplos del pasado. Es la diferencia que hay entre quien construye el mapa en papel cuadriculado con lápiz y goma y quien pronto puede recorrer los pasillos de memoria. Es lo que se pierde en la limitación técnica de sus precedentes, que justamente facilitaban un ambiente más sórdido, una sensación de que todo era posible, donde la lentitud y la falta de estrategias en las batallas nos hacían más vulnerables, ratones atrapados en un peligroso laberinto. Aquí, armados como Perseo, recorremos la senda no sin dificultades, pero con mayor seguridad y, por tanto, menor implicación.

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